viernes, 17 de junio de 2011

¿Por qué se suicidan las neuronas?

Se ha observado que a lo largo de todo el ciclo vital, aunque principalmente durante las primeras fases del desarrollo, las neuronas mueren a causa de la activación de un programa genético de suicidio celular denominado apoptosis. Éste es un proceso controlado y seguro, diferente al caótico proceso asociado a la muerte neuronal por necrosis.

Aunque la apoptosis y la necrosis conllevan la muerte de la célula, se diferencian en aspectos importantes. La apoptosis es un proceso activo en el que la neurona se autodestruye, mientras que en la necrosis la neurona es una víctima pasiva de una lesión (por asfixia, envenenamiento, etc.) y muere como consecuencia de ella. Si la apoptosis es análoga a un suicidio, la necrosis lo es a un asesinato. En la muerte celular apoptótica, las células comienzan a contraerse y a arrugarse bajo control genético. Es un tipo de muerte sutil, donde la célula se apaga poco a poco, siendo finalmente consumida por células locales, sin que se produzca una respuesta inflamatoria. La necrosis, por su parte, se caracteriza por una grave y repentina lesión asociada a una respuesta inflamatoria. La célula necrótica se rompe y derrama sus contenidos al líquido extracelular, lo que provoca la inflamación y la afluencia de células del sistema inmunitario, que ingieren las células descompuestas. Si la apoptosis es un proceso controlado, seguro y limpio, la necrosis es un proceso caótico, sin control, que pone en peligro a las células circundantes, pudiendo provocar su muerte.

En definitiva, la apoptosis es un mecanismo natural que permite eliminar células de forma segura, limpia y ordenada, pero ¿por qué habría de suicidarse una neurona? Un motivo sería el de proteger a las neuronas sanas de su alrededor. Cuando una neurona o su ADN resultan dañados por un virus o una toxina, la apoptosis destruye la célula enferma de manera controlada, evitando la extensión de la lesión. Otro motivo, todavía más importante, es que la apoptosis parece constituir una parte natural e importante del desarrollo del sistema nervioso central inmaduro.

El desarrollo del sistema nervioso parece basarse en el principio de supervivencia del más apto, ya que entre el 50 y el 90% de muchos tipos de neuronas mueren en las primeras fases del desarrollo, sobreviviendo solamente las más aptas. Las neuronas compiten vigorosamente para migrar, inervar las neuronas diana y absorber los factores neurotróficos (sustancias químicas vitales que se aportan a las neuronas desde sus lugares de destino) necesarios para alimentar este proceso. Se considera que mientras el cerebro está todavía en fase de formación en el útero, “solamente” 100.000 millones de neuronas humanas, seleccionadas entre cerca de un billón, lograrán migrar a los lugares correctos donde podrán funcionar adecuadamente, destruyéndose apoptóticamente (suicidándose) el resto.

En esta selección neuronal parecen estar implicados los factores neurotróficos (también llamados neurotrofinas). Estos factores (existen docenas de ellos) forman el caldo cerebral de sustancias químicas que baña y alimenta a las células nerviosas. Algunos de ellos pueden provocar la muerte apoptótica de la neurona, otros pueden actuar de protectores, haciéndola prosperar, y otros que, dependiendo del receptor neuronal con el que interactúen, pueden hacer una cosa o la otra. De esta manera, a través de los factores neurotróficos, el sistema nervioso parece decidir qué neuronas viven y qué neuronas mueren.

El suicidio de las neuronas (y de otras células) que se han vuelto superfluas o disfuncionales es vital, tanto para la salud del organismo como para su correcto funcionamiento. Pero la apoptosis  puede convertirse en un grave problema. Si se inhiben los programas genéticos que regulan la muerte celular apoptótica, la consecuencia puede ser una acumulación celular exagerada, es decir, cáncer, y si se activan de manera inadecuada, la consecuencia puede ser una pérdida celular excesiva. De hecho, se considera que la apoptosis es un factor importante en las lesiones cerebrales provocadas por tumores, trastornos cerebrovasculares, traumatismos, infecciones, toxinas, etc., ya que producen sus efectos, en parte, al activar programas genéticos de autodestrucción celular. Asimismo, se considera que una apoptosis inapropiada contribuye a la pérdida neuronal en las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Parkinson, Huntington o esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

En los últimos años se han realizado, y se continúan realizando, numerosas investigaciones con el fin de conocer las vías y mecanismos mediadores de la apoptosis celular, ya sea para inducirla en el tratamiento del cáncer o inhibirla en el tratamiento de lesiones cerebrales y enfermedades neurodegenerativas. A pesar de los avances logrados en la comprensión y conocimiento de estos procesos, todavía no se han conseguido resultados positivos importantes para el tratamiento de pacientes humanos. Pero, sin duda, nos encontramos ante un área de investigación con enormes posibilidades terapéuticas.

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